Una huelga en comunidad |
sáb, 24 de abril de 2010
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Un mar de casetas de campaña sirve de refugio a los jóvenes Son las 6:00 de la mañana. La huelga indefinida en el recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR) había comenzado. La mayoría de los estudiantes duerme en el interior del campus. Pero algunos, como Rafael Torres, no pegó un ojo en toda la noche por culpa del calor y los mosquitos. "En toda la semana he dormido menos de ocho horas", relata Torres, quien cursa su tercer año en Humanidades, mientras los primeros rayos del sol empezaban a calentar el día. Las áreas verdes del recinto, sobre todo las que quedan cerca de los portones de acceso, se han convertido en improvisados campamentos, donde sobresalen casetas de campaña de todos los colores. A medida que el sol aprieta, estudiantes salen de su interior. Mitzaida Pennet, estudiante de cuarto año de Literatura Comparada, es una de ellas. "Desde el martes estoy en la caseta. Anoche (el jueves) durmió un montón de gente conmigo, porque aquí compartimos todo", dice Pennet. ¿Y cómo te bañas? "Traje jabón, un traje de baño y hay mangueras en todas las plumas del recinto. Así he resuelto", agrega Pennet. A su lado, Mariana Quiñones y Javier Colón, estudiantes de Antropología y Economía, respectivamente, cuentan que pasaron la noche en bolsas de dormir ("sleeping bags"). Pero antes de conciliar el sueño, añaden, disfrutaron de una sesión de cine al aire libre que organizó el grupo donde estaban. Los universitarios amarraron una sábana blanca a dos árboles, justo frente al Museo, y la convirtieron en una enorme pantalla. ¿Cómo se las arreglan para comer? "Se recoge dinero entre todos. Hay una cajita de donativos y con eso compramos comida. También hay gente que sale y compra, y otros que nos traen. Esos momentos son los de más tensión con la Policía", dice Manuel "Tobi" Rosado, alumno graduado de Historia. Pero no siempre se dan esos enfrentamientos. A las 8:06 de la mañana, un grupo de la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios (APPU) llegó hasta el portón de la avenida Barbosa para darle café a los estudiantes de Derecho que pernoctaron en el lugar. El mediodía se acercaba. El sol picaba. Los ánimos seguían altos, pero tranquilos. En el otro portón de la avenida Barbosa, los estudiantes de Ciencias Naturales se entretenían en el área del estacionamiento tirando de un lado a otro un disco volador ("frisbee"). Al mismo tiempo, Myselis Santiago, estudiante de segundo año de Biología, indica que su grupo optó por pasar la noche a la interperie porque el calor dentro de las casetas era insoportable. Los estudiantes tenían dos "mattress" para compartir. "Para bañarnos salimos del recinto y entramos por ciertos sitios (que no especifica). Y para comer, los padres y amigos nos traen comida. Hasta los muchachos de la Residencia nos cocinaron y nos trajeron. No hemos pasado hambre ni sed. Pero la dieta es sencilla: pan, pan y pan", comenta Santiago. Empero, en los demás campamentos se observan cajas de comida enlatada. Y, según los estudiantes, por las noches les traen pizza o pinchos. "Esto es una comunidad. Hay mucha hermandad. Hasta los oficiales de seguridad nos hablan. Esto es una lucha de pueblo, que va más allá de los portones", concluye Myselis Santiago. La agenda del día seguía cargada. Las horas eran largas y para matizarlas los universitarios jugarían fútbol, volarían chiringas y leerían libros.
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miércoles, 17 de noviembre de 2010
Una huelga en comunidad
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